Estimados Socios Básicos,
Este ejercicio no fue uno más para nuestra querida Asociación Cristiana de Jóvenes. Fue un período intenso, en el que enfrentamos algunos de los desafíos más grandes que hemos visto en los últimos años. Tuvimos momentos de incertidumbre y días difíciles, pero también vivimos instancias donde afloró lo mejor de nuestra organización.
Pudimos encontrarnos, escucharnos, abrazarnos y pensar juntos cómo salir adelante. Y eso es lo que más rescato de este período. El espíritu de colaboración y resiliencia nos permitió volver a demostrarnos que somos una comunidad fuerte y unida, guiada por profundos valores cristianos.
A lo largo del año, vimos crecer y fortalecer nuestros programas para infancia, adolescencia y adultos en las unidades deportivas. Continuamos trabajando para que el deporte, como siempre, sea una manera de fomentar el trabajo en equipo y la actividad física. La Escuela ACJ ha sido un pilar fundamental en este esfuerzo, ofreciendo una educación integral basada en valores y promoviendo el desarrollo personal de nuestros niños y niñas. Las actividades culturales y los programas sociales han sido, como siempre, el corazón de nuestra misión, recordándonos siempre el sentido de comunidad y servicio que nos caracteriza.
A nivel nacional e internacional, seguimos ampliando nuestras redes de apoyo y colaboración. Continuamos trabajando y aportando de manera activa en el ámbito internacional, fortaleciendo esta dimensión tan importante de nuestro movimiento. Nos sumamos a espacios de trabajo y eventos que no solo fortalecen nuestras capacidades, sino que también nos permiten compartir nuestra visión y unir fuerzas con otras organizaciones.
Quiero expresar mi sincero agradecimiento a todos quienes han sido parte de este año tan especial. A nuestros socios, por su confianza y respaldo constante; a nuestros voluntarios y líderes, cuya entrega y compromiso incansable han sido el motor de cada iniciativa; y a nuestros colaboradores y directores, cuyo esfuerzo y visión han guiado cada paso de este camino.
Cerramos este ciclo con la esperanza y la certeza de que el próximo año será una nueva oportunidad para seguir avanzando juntos. Que la reforestación en el Campamento Artigas simbolice nuestra fe y esperanza en un futuro renovado. Como dice Hebreos 11:1: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
Que lo vivido este año sea un testimonio de nuestra confianza en el mañana y una promesa de crecimiento para todos y todas.
Con afecto y gratitud,
Lic. Ana Clara Martí
Presidente
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