"Y en su nombre pondrán las naciones su esperanza".
Mateo 12:21
Hoy, aunque las naciones están más interconectadas que nunca, parecen estar también más divididas. Las guerras y los intereses individuales prevalecen sobre la visión colectiva, creando una sensación de distancia, aun cuando estamos cerca. Este tiempo nos invita a encontrar unidad en Cristo, quien ofrece una visión de reconciliación y paz.
Jesús, con su vida y enseñanzas, nos demuestra que la verdadera esperanza no es un escape de la realidad, sino una fuerza que impulsa a transformar el mundo mediante el amor, la justicia y la paz. La esperanza que Él ofrece no está reservada para unos pocos, sino que es un regalo para todos los pueblos del mundo.
En esta Navidad, respondamos al llamado a la unidad. Vivamos el amor, trabajemos por la justicia y sembremos la paz en nuestras familias, comunidades y en el mundo. Recordemos que la verdadera esperanza está en un Salvador que vino para todos.
Que esta sea una oportunidad para transformar nuestros corazones y nuestras acciones, convirtiéndonos en instrumentos de paz y esperanza para quienes más lo necesitan.
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